Sunday, March 12, 2006

A MANERA DE JUSTIFICACIÓN

Ofrecer el paraíso en la tierra ha sido la constante de todo tipo de socialismos (socialburócratas, populistas descarnados, marxistas, de falsa inspiración cristiana) y el resultado ha sido siempre el mismo: Un infierno que combina la esclavitud con la mayor miseria moral y material.


Tan temprano como en 1891 el liberal alemán Eugene Richter (1838-1906) dibujó anticipadamente los resultados que obtendrían en el siglo XX los experimentos socialistas, empezando por el más grandilocuente y terrible de todos, de inspiración marxista: La Unión Soviética.
Richter escribió la novela Pictures of the Socialistic Future que no son sino las anotaciones que va haciendo en su diario un obrero alemán (socialista, desde luego) después de que ha llegado a su país el paraíso prometido por los socialistas. Del entusiasmo inicial el protagonista pasa a la incomodidad ante las primeras aberraciones del sistema – al que sigue defendiendo con el argumento de que esas aberraciones, que lastiman a sus seres queridos, son parte del precio que hay que pagar para construir el futuro edén comunista- y termina profundamente decepcionado.
Hoy día, socialismo y marxismo son palabras desprestigiadas en algunos sectores – los más ilustrados – de la opinión pública. Son demasiadas las evidencias del fracaso como para “vender” la idea de que un paraíso marxista o socialista puede ofrecer la felicidad o siquiera el bienestar a la población.
En parte por ese desprestigio, los nuevos socialistas se han esforzado por vender el mismo veneno con una nueva etiqueta que disipe la desconfianza: “proyecto alternativo”, “sociedad humanista e igualitaria”, “socialdemocracia” y otros nombres más o menos afortunados o disparatados. Una constante en esta propaganda es la confusión entre “moral” y “social”: Todo lo que lleve la etiqueta de “social” es bueno; todo lo que se oponga a lo “social” es malo.
El libro de Richter del que puede leerse la edición popular (cheap edition) en inglés de agosto de 1907 en el sitio en la red del Liberty Fund muestra con claridad cómo el socialismo –o el populismo de izquierdas o el marxismo o las prédicas de la teología de la liberación- contiene en germen todas y cada una de las aberraciones que costaron millones de vidas en la Unión Soviética y que aún se padecen en Cuba, Corea del Norte y parcialmente en China, Venezuela y otros países: Intromisión brutal del Estado en todos los ámbitos de la vida, despojo del patrimonio de pobres y de ricos, cancelación de las libertades de trabajo, de asociación, de expresión, de fe religiosa, de tránsito, entre otras muchas.
Pensé que sería interesante, y divertido, reescribir el libro de Richter adaptado a Hispanoamérica –donde sobran ejemplos de “vendedores de paraísos en la tierra”, mejor conocidos como populistas- con un título como “Imágenes del futuro país de la esperanza”. Lo he hecho, a continuación los quince capítulos.

Capítulo I

Aquí está la primera entrega de lo que recoge en su diario un imaginario personaje que vive el triunfo de la “esperanza popular” en un imaginario futuro en un imaginario país.


El triunfo de un seductor “partido de la esperanza popular” en un hipotético futuro.

“Día 1. No hay nada como el sabor del triunfo. Contra todos los torpes intentos de detener la marcha ascendente de nuestro candidato, el gallo García, hemos llegado a la meta. Todos los medios de comunicación, incluidos los rabiosamente anti-gallistas, han admitido la victoria del Partido de la Esperanza Popular (PEP). El pequeño margen de ventaja que nos reconocen los resultados oficiales refleja que la victoria real fue arrolladora…, ya se sabe las triquiñuelas de las que son capaces los políticos azules y bicolores aliados en contra del pueblo. A festejar con mesura y a tener paciencia que el desastre de país no se arregla de la noche a la mañana…
“Día 5. El futuro presidente anunció que en su mandato no se pagará un centavo más al siniestro IRA (Instituto de Rescate al Ahorro) que en realidad ha sido una maquinación de los neoliberales para engordar los bolsillos de los banqueros privados. Pasó lo esperado: Cayó la Bolsa y se depreció la moneda frente al dólar de los americanos. Es el típico chantaje, el petate del muerto con el que nos quieren asustar los mismos que, al ver el inminente triunfo de los populares, hicieron apresuradamente sus maletas…
“Día 15. Los de siempre se la pasan asustando a la gente con cuentos de que García es comunista y se come crudos a los niños…
“Día 45. ¡Han pasado tantas cosas para llegar a este día de la toma de posesión de César Augusto García Tejedor! La jornada ha estado llena de buenos augurios: El Presidente, en un discurso emotivo y vibrante, sometió al Congreso –en el que, por desgracia, pululan todavía los reaccionarios- una iniciativa del ley que le daría, temporalmente, poderes especiales para afrontar la emergencia económica que han provocado los neoliberales; también propuso terminar con la ficticia autonomía del banco central y acusó al gobernador del banco, el tal Chávez, de haber boicoteado desde el día siguiente de las elecciones los planes del nuevo país de la esperanza… Por otra parte, ha tranquilizado a los empresarios nacionalistas que apoyan el proyecto de nuevo país: Nada de confiscaciones arbitrarias, todo en el marco de la ley –incluida, claro está, la ley de urgencia y necesidad que autorizaría al Ejecutivo a tomar medidas extremas pero necesarias sin pasar por el Congreso (¡esa olla de grillos azules y bicolores!)”.

Capítulo II

Nuestro protagonista sigue creyendo en las bondades del nuevo gobierno. Sin embargo, aparecen las primeras perplejidades.


“Día 60. Siguen las discusiones acaloradas por todas partes acerca de las propuestas del nuevo Presidente, César Augusto García Tejedor. Entiendo que la resistencia de las minorías oligárquicas –como se les ha llamado- sea férrea; tienen mucho que perder. Por eso se dice que sin una reforma radical al sistema de justicia, el proyecto alternativo de país no podrá tener éxito. Sin embargo, me preocupa que estemos pagando los justos por los pecadores; por ejemplo, tanta discusión ya se ha traducido en varios ajustes al tipo de cambio (o devaluaciones, como les llaman maliciosamente los enemigos del gobierno) y en que casi todo suba de precio, mientras los salarios se están quedando atrás. El aumento extraordinario de salarios decretado por el gobierno es insuficiente ante la voracidad de los comerciantes (¿será sólo la voracidad?)…
“Día 65. Mi hijo Alberto ya se quedó sin empleo. Después de cinco años de trabajo le dieron las gracias y su liquidación ‘de ley’. La justificación para su despido es que la empresa no puede mantener la plantilla de trabajadores que tenía y le echan la culpa a los ajustes en la moneda. Le digo que son maniobras típicas del capitalismo ante un gobierno de izquierda. Alterado, mi hijo me respondió que me guardara esos “rollos” porque con eso no va a comer su familia. Según él, la culpa la tiene el gobierno de García que espantó a los inversionistas y que encareció las cosas al provocar la caída de la moneda. Me he quedado callado porque supongo que Alberto dice tales tonterías debido a su agobio. Veré cómo le ayudamos.
“Día 86. ¡El pleito que se ha armado entre el gobierno y la derecha! Contra García Tejedor se están aliando todo tipo de intereses nefastos: legisladores que se oponen a las leyes de emergencia, jueces que le han dado un amparo al gobernador de banco central para que no sea destituido y para que se declare inconstitucional la iniciativa de ley que regresaba las riendas del banco central –que es el corazón de la economía- a donde deben estar: En manos del gobierno y del Presidente. Ya se sabe que la autonomía del banco central fue un cuento de los neoliberales para cuidar sus intereses. Por supuesto, han surgido todo tipo de versiones y rumores malintencionados, por lo que el gobierno anunció que supervisará los medios informativos para evitar la propagación de bulos y mentiras antinacionalistas. ¿Eso va contra la libertad de expresión? No. Como bien lo explicó García Tejedor: La libertad de expresión no debe confundirse con el libertinaje que pone en riesgo el bienestar de millones de ciudadanos. Hay que recordar que ha sido esa proliferación de informaciones tendenciosas y alarmistas las que han precipitado, en gran medida, la actual crisis económica”.

Capítulo III

Fragmentos donde el protagonista explica cómo entiende la estrategia de García Tejedor para “poner a trabajar en bien del pueblo los capitales especulativos”.


“Día 93. Quienes criticaron las propuestas de García Tejedor como inviables están quedando en ridículo. No se trataba, como dijeron, de sacar recursos de la nada o de inventarse una riqueza que no existe; se trata de cambiar de modelo económico para que los recursos se pongan al servicio del pueblo.
“El otro día lo discutíamos en la oficina con el licenciado Ortiz, mi jefe en el departamento de permisos y licencias. La derecha había dicho que los proyectos del PEP (Partido de la Esperanza Popular) eran populistas, que se prometía lo que era imposible…Falso. El asunto es a la vez sencillo y complicado. Sencillo, porque el dinero – miles de millones de pesos- está ahí para distribuirlo entre quienes más lo necesitan. Complicado porque la resistencia de los afectados –con fuertes apoyos extranjeros, especialmente en los Estados Unidos- ha sido formidable. Muchos creen que García Tejedor ha sido imprudente al desafiar al gran capital. Al contrario, era preciso empezar por ahí para liberar al país de sus ataduras y para darle un vuelco al modelo económico. Por eso desde el primer día el Presidente denunció la labor de sabotaje que se ha venido realizando desde el banco central. ¡Es inconcebible!, ¡miles de millones de monedas en las famosas e intocables reservas más otros miles de millones dedicados a la especulación en los mercados financieros! Esa es la razón por la que una de las prioridades del nuevo gobierno ha sido recuperar el manejo del banco central.
“Pero, como dijo el licenciado Ortiz, al mismo tiempo hay que vencer otros dos grandes obstáculos: Un poder judicial corrupto al servicio de esos mismos intereses de la oligarquía y un poder legislativo en el que todavía hay muchos elementos afectos al viejo régimen. Ambos poderes se han descarado y ya mostraron sus cartas ante la iniciativa de García Tejedor: Defienden como perros boca arriba el cuento de la autonomía del banco central y se oponen histéricos a que García Tejedor pueda gobernar mediante decretos de emergencia y obvia necesidad. Por supuesto, usan todas esas añagazas de la división de poderes y del estado de derecho. Pura demagogia. Con lo que no contaban es con el apoyo que el pueblo le está dando a García Tejedor…
“Día 100. En mes y medio aproximadamente se cumplirán los primeros cien días de gobierno. Nos han descontado en la oficina de nuestro pago quincenal un diez por ciento para apoyar los festejos…Ni modo, ya vendrán los días de cosechar lo que se siembra…
“Día 102. Frase de García Tejedor en una entrevista: ‘De niño estuve muchos días triste cuando me di cuenta de que había pobres y ricos. Lo curioso es que no me indignaba tanto la existencia de los pobres como el saber que al mismo tiempo había ricos’. He querido anotarla porque me parece una reflexión muy profunda”.

Capítulo IV

Donde el protagonista nos cuenta algunas vicisitudes oficinescas y lamenta que se critique a García Tejedor por copiar una vieja cita de Eva Perón.


“Día 106. Hoy en la mañana recibí, como todos en la oficina, la circular del licenciado Ortiz: En resumen se nos avisa que suspendamos todos los trámites que se estén realizando para el otorgamiento de permisos y licencias de construcción. Ahora desaparecen los requisitos como parte de la simplificación administrativa y cualquier solicitud deberá ser turnada a la oficina del Ministro de Obras Públicas para que él en persona evalúe y decida el otorgamiento o la negativa (o, en su ausencia, el viceministro de administración) de forma expedita y de acuerdo al nuevo Programa Nacional de Desarrollo promulgado por García Tejedor. La circular generó inquietudes y hasta comentarios suspicaces en la oficina: ¿Qué vamos a hacer nosotros, entonces?, ¿ya no se requieren dictámenes técnicos ni estudios de factibilidad?
“Por fortuna, el propio licenciado Ortiz disipó las dudas. Nos citó a los jefes de departamento en su privado y fue el grano: ‘Ustedes saben que el gobierno de la esperanza necesita dar resultados pronto, la gente no puede esperar más, así que el presidente García Tejedor está instaurando un mecanismo de rápida resolución que facilite las cosas. Lo que va suceder es que ustedes, antes de cualquier estudio previo, turnarán a la oficina del ministro las solicitudes. Las que el ministro apruebe se les regresarán para los dictámenes de factibilidad y costo-beneficio que ahora se harán después de la aprobación’.
“Del Olmo se animó a hacer la pregunta que todos –creo- teníamos en la punta de la lengua: ‘- ¿Para qué –preguntó- servirán los estudios si las solicitudes ya se aprobaron o desecharon en la oficina del Ministro?’ Un poco molesto, el licenciado Ortiz respondió: ‘Es obvio, para agilizar las cosas’ y, después de una pausa añadió con una sonrisa: ‘Miren, si los estudios que antes eran previos y ahora serán posteriores a las autorizaciones muestran que algo se tiene que modificar, pues se le avisa al contratista para que lo corrija…Además, vamos a poder hacer mejor los estudios porque serán muchos menos, sólo los de proyectos previamente aprobados’.
“Me quedaron dudas, pero prefiero por ahora seguir la regla de oro: ‘El que obedece no se equivoca’.
“Día 109. Ahora resulta que la frase que tanto me gustó de García Tejedor sobre los ricos y los pobres no es original de él, sino de Evita Perón. ¿Qué importa? Sigue siendo una reflexión profunda.
“Día 112. No sé cómo el licenciado Ortiz se ha enterado que Alberto, mi hijo, está sin empleo. Me dijo que él podía encontrarle un buen trabajo con unos amigos, pero que antes quisiera platicar con él fuera de la oficina, desde luego, para no mezclar las cosas. Excelente: Ortiz ha mostrado ser un magnífico jefe, amigo de sus subordinados”.

Capítulo V

García Tejedor y su “jugada maestra”. Misteriosa oferta de trabajo para el hijo de nuestro protagonista. Un murmurador en la oficina.


“Día 115. No cabe duda que García Tejedor es un gran político: Calmó el nerviosismo de algunos empresarios e inversionistas retirando por el momento la propuesta de modificar la ley orgánica del banco central. Como escribe hoy en “El morral cotidiano” el periodista Juan de Antuñano Martínez –el famoso JAM, en su columna “Virutas de papel” - ante las reacciones histéricas de las oligarquías, el Presidente ha actuado con astucia y prudencia. El actual marco legal permite hacer los cambios gradualmente: En la Comisión de la Paridad Cambiaria la mayoría de los miembros pertenecen al Ministerio de Finanzas (de hecho, la Comisión la preside el ministro Valdovinos) y los del banco central –incluido el gobernador Chávez- están en minoría; ésa fue la clave. Se convocó a una reunión de emergencia de la dichosa Comisión y por mayoría de votos se decidió modificar la política cambiaria. Se instauran tres tipos de cambio: el petrolero, el preferencial y el libre. Los dos primeros serán fijados diariamente por el Ministerio de Finanzas y el tercero por el mercado. Ante esto, y alegando que la reunión de la Comisión estuvo “plagada de irregularidades”, el gobernador del banco, Guillermo Chávez, renunció. Otra que les gana García Tejedor, quien mandará en los próximos días la terna que propone al Senado como candidatos para sustituir a Chávez. El precio del dólar petrolero se fijó diez por ciento por encima de la cotización que arroje el mercado libre (los dólares petroleros son exclusivamente los que se contabilizan, en moneda local, como ingresos del gobierno por exportaciones de petróleo), en tanto que el dólar preferencial (para importaciones prioritarias y para el servicio de algunas deudas públicas) quedó 40 por ciento por debajo de la cotización del llamado mercado libre. No sé mucho de finanzas, pero me pareció una jugada genial…Para variar, los reaccionarios despotrican y auguran que seguirán cayendo las reservas en picada. Que se les pegue la lengua al paladar…
“Día 117. Mi hijo Alberto ya se entrevistó con el licenciado Ortiz. Me cuenta que la oferta de trabajo es muy atractiva, pero me advirtió que por el momento no puede darme más detalles. Misterio.
“Día 118. Vaya con el tal Del Olmo, del área de análisis costo-beneficio; anda diciendo, en secreto desde luego, que lo de las aprobaciones expeditas de permisos y licencias desde las oficinas del Ministro es un burdo parapeto para corruptelas que vienen de muy arriba. ¿Hasta cuándo aprenderemos que esos rumores son veneno para el proyecto del país de la esperanza? Claro que, como han dicho otros compañeros, parece muy raro que ya hayan salido tres aprobaciones expeditas de proyectos, sin que conozcamos todavía los proyectos en los departamentos de análisis de impacto, de factibilidad y de costo-beneficio. Paciencia.”

Capítulo VI

Acciones contra los murmuradores que le hacen el juego a los enemigos de la esperanza. Discusión sobre las remesas. Del Olmo y sus explicaciones.


“Dìa 123 después de la victoria. La novedad de esta semana ha sido la creación de los comités de apoyo vecinal en todo el país. El gobierno de Garcìa Tejedor ha lanzado esta iniciativa entre otras razones porque siguen menudeando los rumores nocivos y suelen propalarse, por parte de gente ignorante o manipulada, las versiones más torcidas sobre la ‘gran marcha de la esperanza’ -que es el nombre con que se ha bautizado al proyecto de gobierno de García Tejedor-. Se trata de aclarar malos entendidos, difundir información confiable y oficial sobre los hechos entre los vecinos, atajar las murmuraciones que tanto daño hacen y que siembran el desaliento. Me invitan de la delegación a encabezar el comité de apoyo vecinal en el barrio, supongo que por mi carácter de funcionario público, digo que lo voy a pensar pero tras una desagradable conversación – o discusión, para ser exactos- con mi esposa y compañera Rosario creo que declinaré el ofrecimiento. Rosario, de natural desconfiado y molesta porque asegura que García Tejedor no está cumpliendo con lo que prometió (¡caramba, Roma no se hizo en un dìa!), dice que los tales comités de apoyo vecinal se van a convertir en comités de delación y sospecha constante entre los vecinos. Admito que existe ese riesgo, pero no creo que ése sea el propósito de los comités. Por lo pronto, voy a aducir exceso de trabajo para no ser el presidente del comité en nuestro barrio. Lo que me faltaba, mi propia compañera critica este proyecto de nuevo país en el que tantas esperanzas hemos depositado…
“Por otra parte, se ha armado tremenda discusión política sobre si las remesas de dólares que envían quienes trabajan en el extranjero deben ser cambiadas al tipo de cambio oficial o al tipo de cambio libre…Entiendo que las familias beneficiadas por esas remesas recibirían más si se cambiasen a la cotización libre, pero también hay que ser solidarios con el país –como ha dicho el ministro Valdovinos- y comprender que la crisis económica –causada por las reacciones histéricas de los enemigos de la gran marcha de la esperanza- impide que haya suficientes recursos para ese fin…Además, se presionaría aún más la inflación porque el banco central tendría que imprimir moneda nacional en exceso para ello.
“Por cierto, cuando comentaba esto con Del Olmo en la oficina, se atrevió -¡valiente provocador!- a pronosticar que esa decisión (autoritaria, le llamó) sobre las remesas de dólares sólo contribuirá a un mayor mercado negro de divisas…¿Será?
“Sigo sin saber cuál es el nuevo trabajo de mi hijo Alberto. Dice enigmático que cuando sea el momento prudente me lo contará todo. Me molesta tanto misterio.”

Capítulo VII

Una aleccionadora discusión legislativa. ¿Egoísmo contra solidaridad?


“Día 127 después de la victoria. Tuve oportunidad de presenciar en el Congreso un agrio debate sobre los envíos de dinero que hacen los trabajadores en el extranjero a sus familiares – las remesas, como se les conoce – y fue una experiencia a la vez fascinante y aleccionadora.
“La oposición calificó de infame que se perjudique a esos trabajadores y a sus familias obligando a cambiar las divisas al tipo de cambio controlado –que es hoy casi 50 por ciento más bajo que el tipo de cambio llamado libre y tal vez 65 por ciento más bajo que lo que se puede obtener en el mercado negro por los dólares-, mientras que los legisladores del PEP (Partido de la Esperanza Popular) argumentaron que enfocar la discusión sólo sobre ese punto (lo que reciben en moneda nacional las familias beneficiadas) era tramposo y parcial, ya que ignora el bienestar general del país y hace el juego a los saboteadores. Por otra parte, dijo el diputado Wenceslao Pacheco, el llamado tipo de cambio libre es una ficción alimentada por los capitales especulativos: Hoy, dijo, nos prometen el oro y el moro a cambio de los dólares, pero una vez recuperado el control de ese mercado los especuladores volverán a fijar la paridad a su antojo.
“La discusión terminó mal por la cerrazón y los insultos de los opositores (hubo quien tuvo el descaro de calificar de “esclavista” al régimen de García Tejedor, ¡para no creerse!) y el presidente de la asamblea optó por terminar la sesión y rechazar en votación económica la moción de censura a García Tejedor que planteaban los opositores. Incluso hubo amagos de violencia y acusaciones de “mayoriteo” (¿qué no acaso la democracia es el gobierno de las mayorías?) en contra de los diputados del PEP y sus aliados.
“Más allá de las descalificaciones e insultos – y del hecho lamentable de que algunos diputados del PEP hayan sucumbido a la provocación-, me quedó claro lo siguiente: 1. En el mundo actual, quien maneja el tipo de cambio controla toda la economía; durante años, los gobiernos de la reacción dejaron ese manejo en manos de los especuladores con el pretexto del mercado libre (la excusa permanente de los neoliberales) y así nos fue…2. El fondo de la discusión es entre la opción egoísta – que cada cual vea por su bienestar, que cada cual se rasque con sus uñas- y la opción solidaria en la que nadie quede rezagado ni se abuse de los más pobres…Sé que es difícil entender esto en la práctica – a veces, yo mismo me confundo-, pero la clave es nunca perder de vista los grandes ideales de igualdad y justicia que buscamos.
“En la casa crecen las tensiones. Me pregunto a veces, por sus comentarios suspicaces, si Rosario no tendrá en el fondo una mentalidad pequeño-burguesa”.

Capítulo VIII

El protagonista queda sorprendido tras escuchar al misimísimo caudillo García Tejedor. Se descubre por fin cuál es el misterioso trabajo de su hijo.


“Día 132 después de la victoria. De nuevo le pregunto a mi hijo Alberto sobre su flamante trabajo y, sorpresivamente, termina con el misterio: Me entrega una tarjeta de presentación con su nombre, donde se dice que es ‘Director de Promoción, región centro’ de algo que se llama ‘Proyecto de Regeneración Territorial, Sociedad Civil’.
“- ¿Qué es esto?
“- Algo muy interesante, ¿por qué no me acompañas el martes a una reunión de trabajo que presidirá nada menos que García Tejedor?, además de poder escucharlo se resolverán tus dudas.
“Día 134 después de la victoria. Un acto que reune a más de tres mil personas en el remodelado Teatro de la Nación y durante el cual sólo habla –por más de cinco horas - un solo orador (García Tejedor, desde luego) no es una reunión de trabajo, sino un mítin de información ¿y propaganda?
“Uno de los quince temas del orden del día de la reunión – a la que asitieron gobernadores y alcaldes del PEP, legisladores y militantes del mismo partido, así como una legión de funcionarios públicos, representantes vecinales y empresarios (mi hijo, ahora lo sé, caza en esa denominación)- fue el del proyecto de regeneración territorial. Me sorprendieron, sobre todo, algunas de las explicaciones y órdenes que dio sobre este asunto García Tejedor. Tras decir que el país requiere reorganizar su población y territorio de acuerdo al proyecto de la esperanza, el presidente exhortó a los presentes a sumarse sin descanso a esta misión clave. Dijo que todavía hay latifundios urbanos y rurales en el país que son expresión de ancestrales injusticias, aunque ahora se disfracen como desarrollos inmobilarios o establecimientos productivos. ‘La tierra sigue siendo la demanda más sentida de los pobres de este país. Ustedes, gobernadores y alcaldes, deben persuadir por la buena a los latifundistas de cada región a entregar la mayor parte de esas grandes extensiones de terreno. Si no aceptan, se atendrán a las consecuencias y les haremos auditorías fiscales, ambientales y laborales tras las cuales pueden perder todo. Por eso privilegiamos el diálogo y ustedes tienen que persuadir a los latifundistas, sobre todo a los embozados, mediante el diálogo. No hay petextos. Ya preparamos a una nueva generación de jueces ajenos a la podredumbre de los tribunales tradicionales, y concientizados (sic) en el proyecto de la esperanza, que nos ayudarán a que se haga justicia pronta y expedita’ . Así dijo García Tejedor.
“¿Y el trabajo de mi hijo? Es promover, precisamente, estas cesiones de tierras o, si se precisa, acelerar las expropiaciones. Lo chocante es que él no es parte de ninguna entidad gubernamental o judicial, sino de una supuesta organización no gubernamental. Debo decirlo: Tanto la forma como el fondo de esto me causan alarma”.

Capítulo IX

“Alberto me miró fijamente a los ojos y dijo, para dar por concluida la discusión: ‘Papá, no tomamos un solo centavo del erario. Todos los recursos salen de la plusvalía de los terratenientes’”.


“Día 143 después de la victoria. Pasado mañana se cumplen los primeros cien días del nuevo gobierno, de la gran marcha hacia la esperanza como se le ha llamado. Debo confesar que el ‘donativo’ forzoso que nos han pedido a todos los empleados públicos para sufragar los festejos ha sido causa de disgustos disimulados y de críticas en lo secreto. Es lógico, a nadie le agrada ver recortados sus ingresos y no siempre los encargados de la colecta tienen el tino de actuar comedidamente. Ni hablar. En la televisión, en el nuevo programa diario Las charlas del Presidente, García Tejedor ha dicho que esta forma de financiar los festejos de los primeros cien días es una muestra del escrúpulo con que el nuevo gobierno maneja las finanzas públicas: La austeridad republicana que estamos aplicando todos los días – enfatizó- ha demostrado que mentían todos aquellos que quisieron asustar a la gente con leyendas negras sobre el despilfarro de los gobiernos progresistas. En silencio, Rosario ve conmigo este mensaje presidencial. Carraspea de pronto y dice como para sí misma, viendo hacia al aparato televisor: ‘- Vaya, nos quita el dinero y ahora quiere que además le demos gracias por ser austero. Es muy fácil presumir de austeridad cuando somos los demás los que pagamos’. Conforme decía esto el rostro de Rosario se fue enrojeciendo. Estaba furiosa. Se levantó bruscamente y dijo: ‘Disculpa, tengo mucho que lavar’.
“Me siento entre la espada y la pared. Por su lado, mi hijo Alberto defiende ahora con vehemencia al gobierno que antes criticaba y tilda mis objeciones a la moralidad de su nuevo trabajo como críticas burguesas (habla como lo hacía yo en la escuela preparatoria hace treinta años, ¡yo creía que ya habían quedado en el olvido esos adjetivos!).
“Alberto justifica las buenas ganancias que le está proporcionando su trabajo –lleva una comisión del 5 por ciento, por cada expropiación o donación que promueve – diciendo que los recursos salen de la plusvalía de los terratenientes, no del presupuesto público. La comisión se financia del valor de las tierras expropiadas o ‘donadas’ y se la paga un consorcio constructor que preside un amigo de mi jefe, el licenciado Ortiz. La discusión terminó cuando me miró a los ojos y sentenció: ‘Papá, tacharnos de corruptos es una calumnia burguesa. Trabajo mucho por el bienestar de la gente y sólo recibo la paga que merezco’. Cada vez entiendo menos y no tengo a quien confiarle estas crecientes confusiones que están perturbando la armonía familiar y mi estabilidad emocional.
“Es curioso. Durante su charla televisiva de hoy, García Tejedor habló de literatura. Dio una versión simplificada de un episodio de Los Miserables de Víctor Hugo. Vaya personaje, además de todo lo que hace se da tiempo para leer”.

Capítulo X

Una fiesta con sabor amargo.


“Día 145 después de la victoria. El mal tiempo deslució los festejos de los primeros cien días de la presidencia de César Augusto García Tejedor. Al menos aquí, en la capital y en toda la parte oriente del país, la irrupción de un huracán que a la postre terminó en tormenta tropical provocó una lluvia constante. Situada a menos de 200 kilómetros de la costa, en lo alto de las montañas, la capital suele vivir entre las nubes, humedecida casi todo el año, fantasmal –han dicho algunos -, llena de espectros. Cuando irrumpen en el litoral los huracanes y las tormentas, la capital deja de ser acariciada por ese rocío benévolo y es azotada por lluvias torrenciales. Tal fue el caso, desafortunado, de este día dedicado a festejar los primeros cien días – o 145, si se mide desde el triunfo en las elecciones- de la gran marcha hacia la esperanza. Una nueva era, dice la propaganda oficial como si viviésemos una epopeya. No es cierto. En todo caso, se trata de una epopeya con aroma a podredumbre…¡Qué engañados estábamos!, ¡qué engañados seguimos!…El gobierno de García Tejedor, que habíamos imaginado luminoso, alegre, revitalizante, parece ahora viscoso, enfangado. La vida no es mejor. Los salarios son más elevados pero compran mucho menos que antes, la crispación social en lugar de disminuir se agudiza y se vuelve más amenzante, de la intemperancia verbal y retórica hemos pasado a una especie de guerra sorda, subterránea, en la que no se hacen concesiones al enemigo. Un rehén tomado es un rehén ejecutado.
“Fundo estas opiniones en mi propia experiencia, que tal vez no pueda generalizarse.
“Lo peor, la corrupción extrema, ha sido que cada día tengamos que hacer un esfuerzo sobrehumano para negar la realidad circundante y repetir, como autómatas, las consignas. García Tejedor dibuja – en sus famosas charlas con el pueblo a través de la televisión, donde invariablemente termina con la cursilería de que “amor con amor se paga”- un mundo fantástico que no se corresponde con el que vivimos. Por toda respuesta a nuestras perplejidades recibimos amenazas abiertas o veladas. Señalar corruptelas o siquiera tener alguna duda sobre los supuestos logros de la gran marcha (¿o la gran farsa?) de la esperanza, basta para que uno quede inscrito en la legión de los derrotistas que atentan contra los anhelos del pueblo.
“Sí, estoy deprimido. Escribir estas palabras, que no deben ser difundidas por ningún motivo, sólo es una catarsis, un alivio para no sucumbir a la demencia de sostener todo el tiempo las mentiras consoladoras (“vamos por el camino correcto”, “hemos cortado los amarres que impedìan nuestro progreso”, “los tropiezos no son tales, sino añagazas de los enemigos”). Fuera de este espacio de crudas confesiones, de este diario al que acudo como desahogo, conservo el talante políticamente correcto, me comporto como fiel soldado de la gran marcha hacia la esperanza.”

Capítulo XI

Tras una larga interrupción, el protagonista reanuda su diario. Renacen algunas esperanzas, pero siguen las perplejidades.


“Día 203 después de la victoria. He interrumpido durante un par de meses estas anotaciones personales. Lo hice porque detecté que estaba usando este diario como una suerte de coartada para mis confusiones y falta de compromiso revolucionario. Me produjo una repulsión natural, instintiva, saber que mi hijo, en cierta forma impulsado por mí, trabaja en uno de los programas (el de la expropiación o donación forzosa de tierras) menos presentables del nuevo gobierno. No tengo nada en contra de que se haga justicia, incluso de que se haga justicia de forma expedita y sin miramientos. Tampoco voy a negar, como hacen muchos reaccionarios, que detrás de algunas grandes fortunas de nuestro país están terribles historias de acaparamiento de tierras por parte de una clase privilegiada y ciega frente a la miseria de las mayorías. Lo que me repugna (tachado en el original)…Lo que me inquieta es el método, ya que propicia la creación de una nueva casta –la de los profesionales del reparto revolucionario – de vividores de la política, que se están haciendo inmensamente ricos con el procedimiento.
“Mi propio hijo, Alberto, ha multiplicado por diez los ingresos que, antes del gobierno de García Tejedor, recibía como simple empleado en una empresa privada. Las comisiones que percibe por cada expropiación o donación forzosa que promueve son, en números absolutos, impresionantes. Es tan afortunado que insiste en que es hora de que me jubile y descanse de mi rutinario trabajo de burócrata (trabajo que, por cierto, se ha vuelto un tanto absurdo porque nuestros estudios o análisis, buenos o malos, carecen de sentido dado que la asignación y construcción de obras públicas se ha vuelto completamente discrecional y no depende de nosotros, oscuros empleadillos públicos a quienes se nos califica en ocasiones de residuos del antiguo régimen)…No sé, la propuesta del retiro es sumamente atractiva y, a la vez, repugnante. ¿Será un problema generacional?, ¿estoy buscando argumentos para oponerme a reconocer que soy un viejo desplazado por los jóvenes?…No lo sé.
“De ninguna manera deseo convertirme en un viejo amargado y derrotista que se opone a todo, simplemente porque él no es protagonista de estos nuevos tiempos y que, por una condición totalmente azarosa, le ha tocado el llamado a retiro. Tampoco quiero abjurar apresuradamente de mis convicciones de años y que creí ver satisfechas con el triunfo de García Tejedor…
“Pero quiero seguir siendo libre para juzgar lo que veo con mis propios ojos, no de acuerdo a un catecismo impuesto. Y no veo cómo podremos construir la justicia con la que soñamos con la suma de pequeñas o grandes injusticias que seguimos cometiendo a diario, con el pretexto de que estamos haciendo la revolución”.

Capítulo XII

El protagonista se remonta al pasado buscando una explicación para sus perplejidades. Discute el espinoso asunto de “la detención de Camargo”.


“Día 208 después de la victoria. Ayer se celebró el octavo aniversario de la famosa ‘Detención de Toño Camargo’, evento que es el origen remoto del triunfo de la gran marcha hacia la esperanza. Lo curioso es que ahora la figura real de este héroe se ha ido desdibujando para convertirse en mito. Por ejemplo, ya se habla de Toño como mero ‘precursor’ del movimiento y paulatinamente García Tejedor se ha convertido en el único líder. Circula profusamente por la red, mediante correos electrónicos firmados con pseudónimos, un texto inquietante. Ahí se afirma que el legado de Toño Camargo fue gradualmente expropiado por algunos de sus colaboradores – especialmente por García Tejedor – quienes poco a poco se fueron apropiando del capital político de Toño, de su inmensa popularidad, para desviar el movimiento de la esperanza hacia los fines sectarios de una camarilla de aventureros. Es obvio que esta versión es divulgada por personajes despreciables – la famosa banda de los cuatro que fue expulsada del partido – y que hoy se han escondido en el extranjero. Es una versión que hay que tomar con profunda desconfianza.
“Sin embargo la versión de estos traidores como tiene un punto a su favor, es decir: Tiene algunos gramos de verosimilitud que resultan inquietantes. La incógnita, que tal vez nunca resolveremos, se refiere precisamente al evento de la detención de Camargo hace ocho años. Vista a la distancia, la célebre detención ya no parece tan sólo una sucia maniobra de los reaccionarios para frenar la carrera de un ídolo popular (acusado entonces, recuérdese, de mal uso de los recursos públicos que recibía el POC -partido de los obreros y campesinos- que entonces encabezaba el propio Camargo) sino también una estrategia perdedora a la que empujaron a Toño algunos de sus cercanos colaboradores, que después fundarían el PEP, Partido de la Esperanza Popular, usando la herencia de Toño.
“Según la versión clandestina Toño fue alentado por estos colaboradores a seguir una estrategia suicida que lo llevaría a la cárcel irremediablemente (recuérdese la famosa tesis de que NO debería seguir una defensa jurídica para evitar la cárcel, sino encabezar desde la prisión un movimiento de regeneración nacional) y que lo apartó, en la práctica, de cualquier posibilidad de llegar al poder. El formidable capital de popularidad de Toño – aislado de los mecanismos que le habrían permitido mantenerse en el ánimo de los electores- fue trasladado a la cuenta de García Tejedor. Camargo enfermó (tal vez decepcionado por el curso que habían tomado las cosas) y falleció pocas semanas después de salir de la cárcel, fulminado por un cáncer. ‘Perdimos un candidato, pero ganamos un mártir’ aseguran que dijo entonces García Tejedor.
“No sé qué pensar. Solamente imaginar que esta versión fuese cierta, que García Tejedor empujó deliberadamente a Toño a la cárcel, me provoca naúseas”.

Capítulo XIII

Es una mentira, concluye el protagonista, que la herencia polìtica de Camargo haya sido traicionada. Lo que ha hecho García Tejedor simplemente es cosechar lo que sembró su precursor, un sentimiento popular de agravio, y lo transformó en gobierno.


“Día 210 después de la victoria. Fructífera conversación con Rosario. Además de haber recuperado esos espacios de serena comunicación con mi compañera de toda la vida, durante la plática Rosario me ha aportado nuevos elementos para juzgar lo que hemos vivido en el país durante los últimos años. Por ejemplo, todo ese asunto de la herencia política de Toño Camargo que hoy algunos dicen que ha sido traicionada por García Tejedor. Tiene razón Rosario: Eso es mentira, hay una clara línea de cotinuidad entre uno y otro, entre Camargo y García Tejedor.
“Tal vez nadie podría haber detenido a Camargo cuando siguió esa estrategia de confrontación y lucha popular, al margen de los cauces institucionales, que le condujo primero a la cárcel y después a esa prematura muerte, enfermo y un tanto decepcionado. El punto en el que no nos ponemos de acuerdo Rosario y yo, es si esa estrategia simplemente era necesaria dadas las circunstancias o fue una estrategia suicida, dictada por la vanidad de Camargo y por cierta locura. No necesito decir que Rosario sostiene la segunda opinión, ¿por qué?, ¿por una especie de conservadurismo de madre de familia al que repugnan las aventuras radicales?, ¿por la coherencia entre fines y medios que Rosario sostiene a rajatabla? No lo sé. Rosario insiste, y desde un punto de vista teórico no le falta razón, que Camargo nunca fue un verdadero demócrata, sino un iluminado que se vió arrastrado - ¡y nos arrastró a miles! – por una retórica maximalista de todo o nada. Para Rosario, los excesos que vemos hoy (y que ensombrecen la alegría de la victoria tanto tiempo anhelada) sólo son consecuencia de los desvaríos que inició Camargo. Desorden en el que florecen corruptelas, demagogia, métodos autoritarios. A nadie nos gustan, pero ¿no estaban ya presentes en gran parte de las actitudes y de la retórica de Camargo?
“Sea de ello lo que fuere, aquí estamos. Viviendo la construcción de un nuevo régimen político que quiere cambiar todo desde sus cimientos. Una regeneración o purificación nacional de la política, la economía, la vida social…A veces parece que más que avanzar hemos retrocedido a épocas que creíamos superadas de autoritarismo y demagogia (Rosario lo cree), pero a mí me parece que nos falta perspectiva para juzgar el resultado final, son excesos que ya desaparecerán una vez que superemos esta dolorosa etapa de parto. ¿O no?
“Aparecen en algunas columnas de chismes políticos, incluso en la prensa oficialista, versiones de que hay una gran corrupción en la campaña de reparto de tierras. Tenía que ser. Me urge hablar con mi hijo Alberto, pero está fuera de la ciudad”.

Capítulo XIV

Alberto libra exitosamente la guerra de rumores que podía afectarle. Al protagonista lo siguen atenazando las dudas: ¿La moral es relativa a lo que hoy llaman “acción revolucionaria”?, ¿el bien de la causa, que es difìcil de distinguir del bien de un caudillo, es lo que ahora “purifica” todo?


“Día 212 después de la victoria. Apenas regresó Alberto a la ciudad he conseguido entrevistarme con él. De entrada, es tal mi desasosiego, le comento de las críticas, en columnas políticas de algunos diarios, al programa de expropiación de tierras, al que han calificado de un ‘nido de corrupción en el que pronto García Tejedor meterá orden sin contemplaciones’. Alberto se ríe: ‘No te apures, son vestigios de la vieja prensa burguesa. Como no pueden atacar frontalmente el programa, los grandes capitalistas afectados ahora buscan desprestigiarlo con chismes y calumnias. Pero no hay problema: García Tejedor sabe lo que hay detrás de esta campaña y nos apoya incondicionalmente’. Le insisto que cómo puede estar tan seguro, que sin duda hay mucho de cuestionable, jurídicamente hablando, en el famoso programa de expropiaciones y, por lo tanto, podría estar en peligro de ser acusado de corrupción como todos los que encabezan ese programa. La respuesta me deja estupefacto:
- ¡Papá!, ¿a poco me vas a salir con el cuento burgués del estado de Derecho y esas monsergas? Mira, la acción revolucionaria es ahora la fuente suprema del derecho y de la legalidad, como siempre debió haber sido, Recuerda qué tan torcida era la supuesta legalidad antes de la victoria de la esperanza; ahora es radicalmente distinto: Si algo está contribuyendo a la construcción de un mejor futuro, si algo está colaborando para que avance la gran marcha de la esperanza, ese algo es perfectamente legítimo y moral.
- ¿Incluso robar, tomar lo que es no tuyo?
- ¡Para tu carro! Aquí nadie está robando, estamos haciendo justicia, estamos recuperando para el pueblo la plusvalía que los grandes terratenientes, ésos sí, le habían robado.
“Por ese tenor fue el diálogo y, ¿hay que decirlo?, al final me dí por vencido. Inútil entrar a los detalles – en los que, tal vez, estén las diferencias-, por ejemplo: ¿Y cuando esos recursos expropiados son fruto del trabajo de una o varias generaciones de familias que trabajaron la tierra? Hay varios casos. ¿Y cuando vemos que muchos de los expropiados ni siquiera eran grandes ricos, sino familias de clase media – tal vez, como nosotros- cuyo delito, al parecer, fue malquistarse con García Tejedor o con su gente? Sigo sin aceptar que la gran justicia se construya sobre los cimientos de miles de injusticias.
“Día 216 después de la victoria. Afortunadamente Alberto tuvo razón: Tan rápido como aparecieron se han esfumado los rumores en la prensa. Sentimientos encontrados: Me alegra que mi hijo no tenga problemas, pero me entristece saber que ha entrado a un terreno moralmente pantanoso”.

Capítulo XV

Tras una abrupta y prolongada interrupción en su diario, el protagonista concluye con una nueva esperanza.


“Dos años después de la victoria. Han pasado muchas cosas, pero desistí de ponerlas por escrito: Ese experimento de introspección llegó a ser casi una causa de dolor físico.
“El nuevo sistema económico ha trastocado nuestras vidas. Ayer, buscábamos estirar los ingresos; hoy, rogamos que haya en el mercado qué comprar; hemos aprendido un nuevo significado de la palabra ‘escasez’. Lo curioso es que sigue vigente la norma de que con mucho dinero o con las conexiones correctas todo se consigue. Antes las transacciones se pactaban más o menos libremente; hoy, una impersonal burocracia decide qué se distribuye, cómo, cuándo, a qué precios…y a quiénes. A esto se suman las restricciones que nos han impuesto desde el exterior, el famoso boicot del que oímos hablar todos los días.
“Nos refugiamos en esos pequeños o grandes gozos que nos depara la vida interior, ahí donde los comités de la burocracia y los mandatos del caudillo García Tejedor no pueden llegar: Unas nubes hermosas, unas lineas leídas por enésima vez, una sonrisa que te arranca un crío. José Antonio y Pilar, nuestros compadres, nos invitaron a una “francachela” con pan, vino y un queso holandés que me pareció delicioso (José Antonio lo consiguió en el mercado negro, a cambio de una pequeña fortuna). Volvimos a ser nosotros mismos: Cantamos, hablamos de cine y de libros, reímos en voz baja con los chistes en clave.
“Lo que mas duele es constatar la degradación moral. La simulación se ha vuelto una segunda piel, necesaria para sobrevivir. Tenemos miedo. Un miedo pegajoso, como sudor. Miedo a caer en desgracia, a perder el puestecito de trabajo, miedo a molestar al vecino – que podría desquitarse denunciándonos-, miedo a perdernos a nosotros mismos. A Rosario y a mí, aunque casi nunca hablamos de ello, nos duele más que nada haber perdido a nuestro hijo Alberto. Hoy es un desconocido. Los tres meses que pasó en la cárcel – no por ser parte de un sistema corruptor, sino por no detectar a tiempo una mudanza en el ánimo del caudillo- le fueron útiles para aprender a estar siempre en el lado correcto de la rueda de la fortuna. Nada más.
“Una vez regenerados y purificados – así dicen – el sistema judicial, los tribunales, las leyes, la economía, la cultura y hasta las diversiones, se ha empezado a promover la reelección de García Tejedor para un nuevo mandato que ésta vez sería de diez años. Desde luego, será una gran dicha contar por más tiempo con la guía y luz del capitán de la esperanza. (Sí, la frase anterior es un sarcasmo, una forma de humor que hemos desarrollado hasta el extremo). Qué lejanos están los tiempos en que palabras como ‘libertad’ o ‘democracia’ querían decir algo y no eran meros eslabones para hilvanar un discurso. ¡Qué cansancio! Hoy la esperanza consiste en conservar nuestros pequeñísimos espacios de vida interior y libertad”.


FIN