Capítulo IV
Donde el protagonista nos cuenta algunas vicisitudes oficinescas y lamenta que se critique a García Tejedor por copiar una vieja cita de Eva Perón.
“Día 106. Hoy en la mañana recibí, como todos en la oficina, la circular del licenciado Ortiz: En resumen se nos avisa que suspendamos todos los trámites que se estén realizando para el otorgamiento de permisos y licencias de construcción. Ahora desaparecen los requisitos como parte de la simplificación administrativa y cualquier solicitud deberá ser turnada a la oficina del Ministro de Obras Públicas para que él en persona evalúe y decida el otorgamiento o la negativa (o, en su ausencia, el viceministro de administración) de forma expedita y de acuerdo al nuevo Programa Nacional de Desarrollo promulgado por García Tejedor. La circular generó inquietudes y hasta comentarios suspicaces en la oficina: ¿Qué vamos a hacer nosotros, entonces?, ¿ya no se requieren dictámenes técnicos ni estudios de factibilidad?
“Por fortuna, el propio licenciado Ortiz disipó las dudas. Nos citó a los jefes de departamento en su privado y fue el grano: ‘Ustedes saben que el gobierno de la esperanza necesita dar resultados pronto, la gente no puede esperar más, así que el presidente García Tejedor está instaurando un mecanismo de rápida resolución que facilite las cosas. Lo que va suceder es que ustedes, antes de cualquier estudio previo, turnarán a la oficina del ministro las solicitudes. Las que el ministro apruebe se les regresarán para los dictámenes de factibilidad y costo-beneficio que ahora se harán después de la aprobación’.
“Del Olmo se animó a hacer la pregunta que todos –creo- teníamos en la punta de la lengua: ‘- ¿Para qué –preguntó- servirán los estudios si las solicitudes ya se aprobaron o desecharon en la oficina del Ministro?’ Un poco molesto, el licenciado Ortiz respondió: ‘Es obvio, para agilizar las cosas’ y, después de una pausa añadió con una sonrisa: ‘Miren, si los estudios que antes eran previos y ahora serán posteriores a las autorizaciones muestran que algo se tiene que modificar, pues se le avisa al contratista para que lo corrija…Además, vamos a poder hacer mejor los estudios porque serán muchos menos, sólo los de proyectos previamente aprobados’.
“Me quedaron dudas, pero prefiero por ahora seguir la regla de oro: ‘El que obedece no se equivoca’.
“Día 109. Ahora resulta que la frase que tanto me gustó de García Tejedor sobre los ricos y los pobres no es original de él, sino de Evita Perón. ¿Qué importa? Sigue siendo una reflexión profunda.
“Día 112. No sé cómo el licenciado Ortiz se ha enterado que Alberto, mi hijo, está sin empleo. Me dijo que él podía encontrarle un buen trabajo con unos amigos, pero que antes quisiera platicar con él fuera de la oficina, desde luego, para no mezclar las cosas. Excelente: Ortiz ha mostrado ser un magnífico jefe, amigo de sus subordinados”.
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